Historia de Inmigración en los Estados UnidosHistoria de la Inmigración en los Estados Unidos

Somos una nación de inmigrantes o descendientes de inmigrantes. Desde el descubrimiento de América, los españoles, ingleses y franceses exploraron nuestras costas y pronto se expandieron a través del continente hacia el Océano Pacifico.  Durante los primeros tres siglos, miles de personas se asentaron en los Estados Unidos, huyendo de la persecución racial europea buscando iniciar una nueva vida donde se puede encontrar, derechos equitativos, y un mundo libre de guerras internas, persecuciones raciales, enfermedades, desastres naturales, y bancarrotas por las cual se imponía la pena de prisión.  El mundo de nuestros ancestros se creó basado en las habilidades simples, aptitudes y ansias de una vida mejor; y ellos entraron a la vida estadounidense convirtiendo al país en rico, diverso y poderoso.

Después de la Guerra Civil y la revolución industrial, Estados Unidos se convirtió en un crisol de  personas de todas las naciones del mundo.  Una cantidad de personas encontraron una mejor vida a través de granjas, industrias, profesiones, ciencia y tecnología, pasando esa ventaja a sus hijos y nietos.

Durante los veinte años en lo cuales el Congreso y el Poder Ejecutivo ha tratado de poner límites a la inmigración, millones de inmigrantes se vieron forzados a ingresar a los Estados Unidos como indocumentados.  Esos indocumentados encontraron una calurosa bienvenida porque son trabajadores que hacen lo que los estadounidenses no quieren o no pueden hacer.  Ellos trabajan en granjas, restaurantes, como mecánicos, jardineros, colocan azulejos, ladrillos, son soldadores, carpinteros, etc.  Se estima que existen más de 12 millones de indocumentados.  Es imposible deportarlos a todos.  Muchos tienen cónyuges e hijos que son ciudadanos estadounidenses.  Nuestra economía basada en el trabajo depende de los servicios que ellos proveen, y muchas industrias no podrían sobrevivir sin ellos.  Una solución constructiva es necesaria para resolver este problema.  Aparte de las ventajas económicas para nuestro país, no debemos olvidar que nuestros bisabuelos, abuelos y padres trajeron sus habilidades, ambiciones, e  hicieron sus vidas y nuestro país prospero y diverso; y es lo que nuestros inmigrantes actualmente están haciendo también.  Las ciencias, artes, educación, industria y todo nuestro medio de vida se ha enriquecido con ventajas innumerables surgidas de la inmigración.

Si pateamos el tablero durante el siglo 21 y obligamos a los nuevos inmigrantes a volver a su país, estaríamos limitando nuestra tentativa de alcanzar la globalización. Destruiríamos todo lo que hizo crecer a nuestra nación y lo que la hizo diversa a través de multiculturalismo y desenvolvimiento real, que a su vez necesita reabastecerse constantemente.  Sin esta infusión constante de mentes nuevas y ambiciones, nuestro país se encontraría estancado.  Como un gran ejemplo de  la ventaja de la inmigración, podríamos mencionar que, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el Proyecto Manhattan, sumamente exitoso en el desarrollo de la bomba atómica y que finalizo al termino de la Segunda Guerra Mundial,  pudo llevarse a cabo gracias a la contribución de 21 científicos.  De esos 21 científicos, solo dos eran nativos estadounidenses.  Los otros 19 vinieron de diversos países como Alemania, Italia, Noruega, Dinamarca, todos huyendo de las dictaduras europeas.  El beneficio de este proyecto fue enorme y nunca podría haber sido alcanzado sin la contribución de la comunidad internacional.

Después de la Guerra,  como otro ejemplo, nuestro programa de misiles para exploración espacial fue desarrollado por extranjeros que llegaron a los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial.  Los refugiados crearon universidades en los Estados Unidos, fueron artistas reconocidos mundialmente, profesionales, profesores, doctores y científicos; proveyéndonos un sinnúmero de beneficios.

Desde 1960 hasta ahora, adicionalmente a los provenientes de Europa, ha llegado un vasto numero desde Asia, África, Sudamérica y América Central.  Esos inmigrantes fueron un motor poderoso, haciendo a los Estados Unidos un país competitivo y en crecimiento.   El gran espíritu que infundieron nuestros ancestros es, básicamente, la misma razón por la cual esos 12 millones de extranjeros están aquí.  El mercado laboral los necesita.  Si le asignamos a esa gente el estatus de clase baja permanentemente, estaríamos limitando nuestra seguridad y desenvolvimiento, y nuestro tradicional sentido de justicia y el principal sentido sostenido por nuestro país: como un gran poeta escribió “denme sus personas sin hogar, cansados, débiles y oprimidos, y yo les daré un hogar”