“Y ante este caos, ¿cómo me puedes decir que me organice? “ Esta es la típica pregunta que me espeta un cliente desesperado cuando entro en su despacho y le hablo de organización.
Ante todo los colores. ¿Colores? Si usted tiene hijos se habrá dado cuenta de que clasifican sus trabajos escolares en carpetas de colores según las materias. Utilizan también etiquetas de colores y formas para clasificar. ¿Por qué no hacer lo mismo? Identifique a cada cliente con un color y cada materia con una forma. Combine ambos métodos. ¿Una perogrullada? Hágalo y comprobará cuanto tiempo ahorra buscando el expediente x que siempre se pierde.
¿No le gustan los colores, cree que es poco serio? Pues elija etiquetas de distintas formas, juegue con las tipografías de los nombres de los expedientes… Hay mil maneras de poner en orden los papeles. No se olvide de hacer una lista en la cual se correspondan los nombres con las formas, colores o lo que usted elija para recordar su sistema de clasificación. Extienda el método a sus colaboradores y unifique criterios en el despacho.
“Y ante este caos, ¿cómo me puedes decir que me organice? “ Esta es la típica pregunta que me espeta un cliente desesperado cuando entro en su despacho y le hablo de organización.