La Organización planificación y Gestión del tiempoEn la última edición le hable de la utilización del tiempo y de algunas cosas que puede hacer para que éste le cunda más. Recuerde que usted tiene el mismo tiempo que todo el mundo, sólo de usted depende cómo lo utilice.

El valor y la percepción del tiempo varían según las situaciones. Cuando estamos inmersos en nuestro trabajo parece (y fíjese que digo parece) que el reloj corre a gran velocidad. En cambio, cuando estamos de vacaciones, el tiempo tiene su justa medida o incluso parece que el reloj va más despacio. Esta percepción hace que muchas veces atribuyamos a esta magnitud problemas que no le son propios sino que son nuestros.

La falta de reflexión, planificación, la dispersión mental, las distracciones, etc. hacen que esta inocente magnitud, la percepción de su falta, nos provoque desazón. Pero el problema está en nuestra mente.

Estamos acostumbrados a creer que nuestra pericia y eficacia como profesionales radica en los conocimientos adquiridos. Si usted es una de esas personas que ha invertido miles de horas en sus estudios de disciplinas estrictamente jurídicas, siento desilusionarle, pero éstas representan sólo un tercio de su background profesional. Los otros dos tercios lo ocupan disciplinas parajurídicas como son: planificación estratégica, atención al cliente, comunicación, gestión del tiempo, gestión de personas, etc. Por ello si invertimos en ellas nuestro éxito se verá potenciado. Necesitamos dotar a nuestra mente de todas estas habilidades para desarrollar nuestra actividad satisfactoriamente. Y necesitamos invertir tiempo.

La inversión temporal en todo lo anteriormente dicho nos reportará grandes beneficios y entre ellos obtendremos no más, pero sí “mejor tiempo”.

Conozco a profesionales brillantes que no saben organizar su día a día. Su talento queda ahogado por sus tareas en lugar de estar puesto en sus objetivos.

Aprenda sobre el tiempo. Destierre de su diccionario mental palabras como urgente, prisa, agobio, que lo único que hacen es bloquear su capacidad. Mientras piensa en la falta de tiempo, en la llamada de ese cliente inoportuno, en las decenas de correos que tiene sin abrir, no piensa en lo que realmente debe ocupar su mente.

Seguramente mientras lee, está pensando que yo no estoy en su lugar y que sé muy poco de usted. Tiene razón. Pero quien le escribe ha padecido también el síndrome del “no tengo tiempo”, hasta que caí en la cuenta de que una palabra mía era más poderosa que cualquier reloj, y esa palabra fue: “¡Basta!”. Y ¿sabe qué? El mundo, mi mundo, se quedó en el mismo lugar donde estaba. No pasó nada.

Ahora, puedo decirle que usted también tiene esa facultad. Pruébelo. Desaprenda una parte de lo aprendido y vuelva empezar con nuevos parámetros.

Hay muchas soluciones a su problema y la primera de ellas radica en usted mismo.
En el momento en que sepa decir ¡basta!, habrá logrado dominar su tiempo. A partir de aquí puede usted a aprender otras habilidades que le ayudarán a ser mejor profesional.

Aprenderá a delegar, a planificar, a dirigir. En definitiva, será usted el profesional que siempre quiso ser.

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